Reto de hacer tareas, koalachallenge

Empezamos la jornada de un día normal, mi bichito se ha podido despertar unas 3 veces o menos a comer por la noche (ya va siendo más mayor) y su última comida es a las siete de la mañana, ahí es cuando empieza el dilema; ¿me levanto y empiezo a ponerme las pilas, quedando todo a punto para antes de que se despierte o me quedo en la cama en modo oruga y salgo de mi crisálida con su próxima comida?.

Decido despegarme de la cama. Con los ojos aún cerrados, me dirijo patosamente a la cocina, intentando hacer el menor ruido posible para no avisar a la familia de que mamá leona ( leona, por los pelos que tengo recién levantada claro está) se ha levantado de su querido letargo.

Lentamente me preparo un café con tres o cuatro galletas y me dirijo al salón a postrarme un ratito en el sofá calentita con el brasero, por lo menos hasta que acabe de desayunar, disfrutando de esos momentos de paz y tan relajadamente se van cerrando los ojos lentamente, hasta que…. ¡Mierda! Mi pareja me despierta una hora y media después, me quedé dormida con media galleta hundiéndose en el café.

Ahora empieza la carrera, mi bichito se ha despertado y me reclama, sonriendo pillamente en su cuna esperando a que le coja para comenzar el día. Voy corriendo a por todo lo necesario para quedarle guapo y listo para otro día.

¡Listo! Media hora después de babas, arañazos, patadas, mancharme de pipí, llanto porque no quiere las vitaminas, agarrarle porque se me escapa rodando ( si señores este niño ya intenta escapar de su madre), está arreglado y guapísimo; ahora es hora de comer y relajarse un ratito jugando en su trona.

Aprovechando que está distraído, voy a organizarme para ver por dónde empiezo a limpiar y recoger esta casa de locos, he de recordar que tengo dos perras, por lo que es el doble de limpieza.

Ya organizado todo, empezemos…. Vaya por donde el bichito me vuelve a reclamar, de acuerdo cambio de táctica, vamos a jugar a limpiar con mamá, me pongo la mochila y allá donde voy yo viene mi bichito colgado.

Barremos, aspiramos, fregamos, ponemos lavadoras, recogemos ropa, recogemos juguetes, hacemos la cama, fregamos la loza, recogemos más ropa, volvemos a aspirar ( las perras que se mueven y dejan caminitos de pelos), limpiamos terrazas, más pelos…

Y creo que ya por fin, por ahora claro está; miro a mi bichito y se ha dormido, ¡Perfecto! Aprovechando le coloco en su cuna y despacio y mandado a callar hasta el último pelo de la perra que hay escondido en el último rincón de la casa, desfiló tranquilamente a la cocina.

Donde por fin, aquel café de las siete de la mañana con media galleta hundida, sabe mejor que nunca.

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